A veces simplemente tienes que parar porque no puedes más. Porque nada de lo que necesitas parece llegar. Nada es suficiente y mereces más. O no. Pero lo quieres. Lo quieres con todas tus fuerzas.
A veces tienes ganas de llegar a mañana con más ganas de las que despediste ayer. Que te susurren lo bonito que piensas, que te digan lo bonito que faltas.
No voy a hablaros de desamor, ni de pena, ni si quiera de odio o rabia. Vengo a hablaros de cómo me siento y lo difícil que es que nadie lo entienda. Tal vez alguna vez tu también lo sientas; ni siquiera tiene por qué ser esto de lo que hablo, solo basta con que no lo entiendas.
Déjame contarte que vendrán días mejores. Eso espero, si no, ¿por qué irnos a dormir ahora?
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