domingo, 18 de octubre de 2015

Teníamos veintitontos y dábamos los buenos días creyéndonos nuestras propias mentiras.

A veces nos empeñamos tanto en encontrar a la persona perfecta que pasamos por alto toda esa gente maravillosa que pasa por nuestras vidas.
A lo mejor el amor perfecto no existe. O si existe, no llegará todavía. Entonces, ¿por qué poner trabas a algo que podría ser bueno en el momento? 
A veces, cuando no estamos acostumbrados a que nos pasen cosas buenas, cuando de repente algo genial llega, miramos hacia otro lado. 



Me gustaría aprender a disfrutar de las cosas buenas que muchas personas podrían brindarme. Sin pensar en que "no es él", "no durará", "pronto se buscará a otra", "no le gusto lo suficiente". ¿Qué más da? A veces las cosas no salen. A veces no dura para siempre. Pero son esos momentos los que nos recargan el pecho, nos llenan de emoción las venas y joder, no deberíamos privarnos de los buenos sabores de la vida. Soltarnos el pelo, follar como locos, reír y comernos los morros en cada esquina me parece una buena idea de momento. Aunque luego no me llenes el alma con conversaciones hasta la madrugada, voy a dejarte mimarme cada noche. Que solo me acaricies el pecho con tu dedo suplirá todas mis aspiraciones y dudas de futuro.
Voy a dejarte morderme el labio y no callarme la boca. Voy a dejar que te vayas y no me llames al día siguiente. Hoy por hoy, voy a dejar que no quieras implicarte.


Pero no dejes que me enamore.

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